CASIODORO, AL BORDE DE LA MUERTE
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La muerte le pisaba los talones desde su huida de Santiponce hacia Ginebra |
Casiodoro
es un hombre sensible que ha de pasar por innumerable trances para ver, al fin,
cumplido su anhelo de tener las primeras galeradas de su traducción en las manos.
Los problemas económicos no serán los únicos que acechen y pongan en peligro la
edición de esta Biblia, cuando ya estaba casi a punto de ver la luz. En
junio de 1568, mientras se trasladaba desde Estrasburgo hacia Basilea, Casiodoro
cae gravemente enfermo y a su llegada a la ciudad ha de permanecer en cama
durante cinco semanas. En la dedicatoria que hace de su Expositio primae partis capitis quarti Matthaei, a los censores de Basilea,
los doctores en Sagrada Teología Simon Sultzer y Huldriche Koechlein, Casiodoro
hace una emotiva descripción de este duro trance que le puso al borde de la
muerte:
Pues ni los médicos, ni
vosotros, ni los amigos, ni yo mismo pensábamos otra cosa. Confieso
sinceramente, como es la verdad, que seguro entonces de su inminencia, mientras
estuve en mi sano juicio no me aterraba la contemplación de la muerte. Al
experimentar la maldad de este injustísimo siglo la había deseado cuando estaba
lejos y cuando, a mi juicio, prolongaba demasiado su tardanza; ahora que por
fin la tenía ante mí la abrazaba con la mayor alegría. […] Me producía no poca
tristeza el pensamiento de mi mujer y de mis hijos pequeños, a quienes parecía
haber traído conmigo a Basilea únicamente para que empezaran un nuevo exilio
lejos de nuestros amigos y conocidos, y sobre todo, privados de mí. Pero incluso
esta tristeza la alejaba fácil y rápidamente encomendándolos a la Providencia
de Dios que, primero a mí y después a ellos conmigo, nos había hecho
experimentar su cuidado paternal en medio de tantas dificultades y frecuentes
trabajos[1].
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Galenos aplicando curas |
Tenemos también noticia de estos
pormenores sobre su grave enfermedad en otra de las cartas que le escribe a su
amigo Hubert, fechada el 4 de agosto de 1568:
Scis me
inter ipse gravissimi imminetis morbi initia Argentorato dis cessisse […] Basileam ingressum
ut post exactas in lecto quinque hebdomades via tandem revizerim potius qũ convaluerim[2].
La fragilidad de su salud compromete
la aventura editorial de la Biblia y Reina, creyéndose morir, lamenta
profundamente no poder ver culminado su gran anhelo como biblista, el sostener
entre sus manos un ejemplar impreso de la traducción en la que tanto trabajo y
tantos años ha empleado:
Sólo
una cosa me producía el mayor dolor: que, después de haber trabajado durante
diez años enteros en traducir
la Sagrada Biblia al español, sufriendo en esta ocupación mucha envidia y muchas vejaciones
por parte de aquellos a quienes esa empresa no les era grata como a mí ‒ hasta el punto de que, comparado con
ese desasosiego, me parecía levisimo
el trabajo de la traducción ‒, cuando ya estaba a la puerta de la imprenta, la mies madura para la cosecha y el fruto de tan
gran trabajo a punto para la recolección, me
viera obligado a dejar mis labores a otros sin saber con qué cuidado y
solicitud las llevarían a cabo. Y aun
en el caso de que fueran personas de la mayor fidelidad y diligencia ‒ como yo no lo dudaba si se
tratara de Pérez ‒ no sería yo quien diera cima
a la obra. Esta tristeza, aun en tan gran debilidad de cuerpo y de ánimo, me incitaba a dirigir ardientes preces a Dios
para que me concediera todavía el tiempo suficiente
para publicar aquella obra sagrada para gloria de su nombre, despues de lo cual
dejaría yo la vida con entera alegría.[3]
[1] La traducción
es de María Araujo Fernández, Casiodoro
de Reina, Exposición de la primera
parte del capítulo cuarto de San Mateo sobre las tentaciones de Cristo,
traducido del latín por María Araujo Fernández; introducción y notas de Carlos
López Lozano, (Madrid 1988), 11; Expositio primae partis
capitis quarti Matthae commonefactoria ad ecclesiam Christi, de periculis
piorum Ministrorum Verbi in tempore cauendis, ( Francofurti, Ex Officina Typographica Nicolai Bassei, M.d.lxxiii).
[2] Carta de Reina a Hubert, 4 de agosto de 1568, Archives et
Bibliothèque de la Ville de Strasbourg, (AST),
fol. 161/85.
[3] Casiodoro
de Reina, Exposición de la primera
parte del capítulo cuarto de San Mateo, 11-12.
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